Novena Ven, Espíritu Santo Día 3

Versículo

“Así como el que os ha llamado es santo, así también vosotros sed santos en toda vuestra conducta, como dice la Escritura: Seréis santos, porque santo soy yo.” 1 Pedro 1:15-16

“Mas todos nosotros, que con el rostro descubierto reflejamos como en un espejo la gloria del Señor, nos vamos transformando en esa misma imagen cada vez más gloriosos: así es como actúa el Señor, que es Espíritu.” 2 Corintios 3:18

Meditación Día 3

Hace algunos años tuve una creciente inquietud espiritual que me llevó a hacerle una pregunta a Dios. Esta pregunta surgió de un anhelo muy profundo, por lo que terminó convirtiéndose en un grito del corazón. Le pregunté al Señor: “Quiero vivir en la plenitud de Tu Reino aquí en la tierra. Quiero vivir una vida tan llena de Tu Espíritu Santo como sea posible. ¿Qué tengo que hacer, Señor? ¿Qué me pides? Sabía que no estaba sola en esta oración. Muchas personas, tal vez tú leyendo esto, tienen el mismo grito del corazón. Mi anhelo persistió durante meses y continuamente oraba para que Dios me respondiera. Un día, durante un viaje a Europa, mientras estaba sentada en la sala junto con muchos otros para una reunión de oración y adoración, mi  acostumbrada oración aumentó cada vez más. “¿Qué me pides, Señor?” Después de unos minutos de intenso silencio, repentinamente, una mujer pronunció estas palabras proféticas: “Lo que te pido es que seas santa, porque Yo soy santo”. El cielo se conectó con la tierra en mi espíritu en ese momento. Sabía que Dios me había hablado. Y también entendí que esta palabra no era sólo para mí, sino para todos los que anhelaban vivir una vida llena del Espíritu Santo.

Dios nos llama a buscar la santidad porque Él es santo. Las palabras, “Sé santo porque Yo soy santo” son el llamado de amor de Dios invitándonos a entrar en comunión con Él, quien es perfectamente santo. Sin embargo, Dios no nos pide que lleguemos a la santidad por nuestras propias fuerzas. La búsqueda de la santidad no puede existir sin Dios. Él nos hace santos. No podemos acumular santidad, por mucho que lo intentemos. Sólo cuando nos rendimos a Dios y permitimos que Él nos transforme desde adentro, por el poder de Su Espíritu Santo, podemos llegar a ser verdaderamente santos. A medida que cedemos a la obra del Espíritu Santo en nuestras vidas, Dios nos envuelve en Su santidad, y somos transformados de gloria en gloria a la imagen de Cristo.

Oración

Oh Padre, gracias por llamarme a compartir Tu santidad. Deseas hacerme santo para que pueda entrar en una relación cada vez más profunda e íntima contigo. Sé que sin ti nada puedo hacer ; concédeme la gracia de rendirme a Ti. Señor, dame un corazón y una mente que busquen la santidad porque Tú eres santo.

Oración tradicional al Espíritu Santo: Ven Espíritu Santo, llena los corazones de tus fieles y enciende en ellos el fuego de tu amor. Envía, Señor, tu Espíritu y serán creados. Y renovarás la faz de la tierra.

Oh, Dios, quien por la luz del Espíritu Santo instruyó los corazones de los fieles, concede que por el mismo Espíritu Santo podamos ser verdaderamente sabios y disfrutar  por siempre de Sus consuelos, por Cristo Nuestro Señor, Amén.

Reflexión y primera oración por Adriana Gonzalez